La manía de querer pasar a la historia

(escrito en diciembre de 2005 tras el anuncio del gobierno argentino de que cancelaría la totalidad de la deuda pendiente con el FMI de manera anticipada)

Pocos meses atrás, el Gobierno argentino impuso una quita del 75% a los tenedores de los títulos públicos nacionales que habían dejado de pagarse en diciembre de 2001. El argumento principal de esa quita, la mayor realizada por un país emergente, fue la imposibilidad de pagar “ni un peso más de lo que ofrecemos”. La desproporcionada quita hizo que cerca de una cuarta parte de esos tenedores no aceptaran la propuesta argentina, por lo que se trata de un tema pendiente por el cual hoy hay causas judiciales pendientes contra la Argentina en varios juzgados del mundo. Ahora, en un gesto pretendidamente “histórico”, el Presidente Kirchner decide pagar anticipadamente la totalidad de la deuda mantenida con el Fondo Monetario Internacional. Se trata de, prácticamente, US$ 10.0000 M. Lejos de mejorar la reputación del país, lejos de favorecer los intereses de los argentinos, esta decisión es una muestra contundente de que la Argentina paga lo que quiere, cuando quiere y a quien quiere. Hace aún más imprevisible a un país que se ha destacado en ese terreno, con el agravante de que la deuda que se paga es probablemente la que conlleva la menor carga de intereses de todo el pasivo del Gobierno. La Historia, seguramente, sabrá distinguir a los irresponsables de los sensatos, a los demagogos de los estadistas. Lamentablemente, sus tiempos son demasiado lentos para los argentinos que no pueden más que seguir sufriendo la soberbia de su dirigencia, que, como una manía, de una forma o de otra, genera actos “fundacionales” sin comprender, todavía, que el progreso de un país es el fruto de la continuidad de una tarea cotidiana que se basa en el cumplimiento de la ley, los contratos y los acuerdos. Por más “aburrido” que parezca.