Por qué si gobernara Podemos la telefonía móvil sería peor y/o más cara

10 noviembre 2014 at 13:19 5 comentarios

Desde 2002 hasta ahora, el IPC aumentó 33%, pero el precio del minuto de telefonía móvil cayó a menos de la mitad. En mi caso particular, en 2002 contraté mi primer móvil con Amena. Tenía una tarifa plana de 22 céntimos/minuto (más establecimiento de llamada, que no recuerdo si eran 15 o 18 céntimos). Además, tuve que comprar el móvil, que me costó 50 euros. En 2004 o 2005 me pasé a Movistar, porque me ofrecían una tarifa plana de 18 céntimos/minutos (más establecimiento) y un móvil nuevo, sin coste. Ya no recuerdo cuando me pasé a Orange, con la que estoy todavía, ni cuántas veces cambié de tarifa. El caso es que ahora tengo la tarifa Tucán Pro, que por 16,50 euros/mes me da 150 minutos de voz y 1 GB de datos. Si dividimos 16,50 por 150, tenemos que el minuto cuesta 11 céntimos (y ya no pago establecimiento). En realidad, el precio es aún menor, porque también puedo acceder a Internet.

La caída del precio no provocó una menor calidad. Por el contrario, en 2002 no podíamos ni siquiera imaginar las cosas que pueden hacer hoy los móviles con acceso a Internet. Aunque mi BlackBerry tiene un par de años, es una máquina maravillosa en comparación con el viejo Nokia por el que pagué 50 euros.

¿Por qué cayó el precio y aún así aumentó la calidad del servicio? ¿Por la bondad de las empresas? ¿Porque el gobierno las obligó? ¿Por la presión de las asociaciones de usuarios? No. El mejor precio y la mayor calidad hay que agradecérsela a la competencia, la mejor aliada de los consumidores, que obliga a las empresas a intentar dar lo mejor, a los mejores precios posibles.

El Programa de Podemos, en su punto 1.6, “Recuperación del control público en los sectores estratégicos de la economía”, propone la “adquisición pública de una parte (de los sectores estratégicos) que garantice una participación mayoritaria pública en sus consejos de administración y/o creación de empresas estatales que suministren estos servicios de forma universal”. El primer sector considerado “estratégico” es el de las telecomunicaciones, al que se le suman la energía, la alimentación, el transporte, el sanitario, el farmacéutico y el educativo.

Así, en un hipotético gobierno de Podemos, todas las empresas de telefonía pasarían a ser, al menos en un 51%, del Estado. Dejando al margen la cuestión de cómo y cuánto habría que pagar por eso (solo Jazztel vale más de 3.000 millones de euros, según su valor en la Bolsa), el efecto inmediato de la nacionalización de facto de las telecomunicaciones sería la eliminación de la competencia: si todas las empresas del sector tuvieran el mismo socio mayoritario, ¿para qué competirían entre sí?

Si se quitara a las empresas el incentivo de la competencia, ¿por qué seguirán ofreciendo mejores tarifas? ¿qué incentivo tendrían para invertir en nuevas redes y en mayor tecnología? La experiencia y la lógica indican que, en un caso así, las empresas de telecomunicaciones acabarían por repartirse el mercado, cobrando más de lo que podrían en un sistema de competencia (lógica consecuencia del monopolio público). El consumidor tendría que aceptar el servicio que le diesen, porque no tendría otra alternativa. Habría que confiar en la “bondad” de los gestores para lograr mejoras en el servicio.

Con ser una hipótesis mala, no es la peor. En efecto, sería todavía peor si el Estado gobernado por Podemos eligiera una política de “móviles para todos”, cobrando tarifas muy bajas, que no alcanzaran a cubrir el coste del servicio. Esa política, lejos de beneficiar al consumidor, lo perjudicaría aún más: si no se cubriesen los costes, las empresas perderían dinero, no podrían invertir para mantener el servicio y acumularían una deuda que acabaría pagando el Estado. Es decir, todos los españoles, usen o no móvil, con sus impuestos.

Si en su comprensible ira contra los partidos tradicionales la gente optara por “castigarlos” votando a Podemos, debe saber que su decisión tendrá consecuencias múltiples y concretas. Un peor y/o más caro servicio de telefonía móvil es apenas una de ellas.

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5 comentarios Add your own

  • 1. Feinmann  |  13 febrero 2015 a las 1:46

    Curiosamente, Orange es una empresa propiedad del Estado francés, a través de France Telecom.

    Con lo que acaba de quedar desmontada toda tu teoría, pues es una empresa estatal que compite, de tu a tu, con las empresas privadas.

    De cualquier forma, no he oído a nadie de Podemos que haya dicho que van a nacionalizar todas las telecos, así que no se a que viene semejante artículo.

    No hace falta que el Estado se haga con todas las telecos, puede tener la acción de oro, que le da vela en el consejo y acceso a toda la información de la entidad.

  • 2. dmendezpaz  |  17 noviembre 2014 a las 22:42

    Hla
    Estás asumiendo que el 49% restante de la empresa no quiere ganar más. ¿Las decisiones sólo se toman en base a los accionistas mayoritarios?

  • 3. miestrado  |  17 noviembre 2014 a las 12:14

    Gracias, Rodrigo. El de la electricidad es un buen ejemplo de lo que ocurre cuando FALTA competencia. De todos modos, creo que el problema no es Iberdrola (por ejemplo, ya que compite bien cuando va al exterior), sino la mala regulación y el poner en el recibo eléctrico costes indebidos. Un saludo,

  • 4. Rodrigo  |  17 noviembre 2014 a las 11:49

    Te invito a hacer el mismo ejercicio pero con el precio de la luz eléctrica. ¿Llegaríamos a la misma conclusión?

    Allá donde el sector privado puede actuar, suele ser más eficiente que el sector público (un gran ejemplo el de tu artículo); ahora bien, hay determinados servicios donde el Estado debe entrar (como mínimo a regular) ya que de otro modo no se garantizaría un servicio de calidad y justo para todos. ¿Sería rentable para Iberdrola pagar un tendido eléctrico de varios millones de euros para abastecer a un único vecino de un pueblo del Pirineo? ¿No se merece ese vecino tener derecho a luz? ¿Por qué si la energía esta privatizada los españoles cada día pagamos más por la factura de la luz? ¿Por qué no ocurre lo mismo que con los móviles? ¿Quizá hay que tratar distinto lo que es distinto?

    Saludos

    Rodrigo

    http://elfarodelmar.blogspot.co.uk/2014/10/de-la-pana-de-felipe-gonzalez-la.html

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